Las 49 + 1

Las 49 + 1
Ultima serie de 50 obras sobre los Chakras

martes, 15 de septiembre de 2015

ENTREVISTA PARA THE INQUIRY (BBC RADIO 4)



En el link debajo podés escuchar la entrevista que grabé para el programa The Inquiry, que sale por BBC 4 y BBC WORLD SERVICE, sobre machismo en Argentina, en la primera parte del programa dedicado al sexismo en Argentina.

http://www.bbc.co.uk/programmes/p031zp65#play

sábado, 12 de septiembre de 2015

EN ALGÚN LUGAR


En algún lugar

Están los sonidos que forman las palabras

Que tal vez, alguna vez,

Me atreva a pronunciar.



En algún lugar

Están los deseos,

Por siempre insatisfechos

Que me empujan, día a día,

A no bajar los brazos.



En algún lugar

Están los afectos por todos los que se fueron

Y que me llenan de gozo

Porque sé que están

En algún OTRO lugar.



En algún lugar

Está el niño que fui,

Que observa maravillado como se despliega

Ante sus ojos,

La vida del adulto que soy.



En algún lugar

Están las respuestas a las preguntas que en este,

Mi tiempo,

Parecen no tener respuesta.



En algún lugar

Está la luz,

Que se deshace en haces

Que iluminan y alimentan mi mundo interior.



En algún lugar

Está el color,

Mi color,

Esencia y presencia del que soy

Hoy.



En algún lugar

Estoy todo yo,

Compacto y diminuto

Expandido y fulgurante

Por siempre viajero errante

Tratando de llegar,

A algún lugar...

sábado, 13 de abril de 2013

TEATRO: LA SEGUNDA PREGUNTA

Hace tiempo una obra de teatro no me perturbaba tanto. Es que "La Segunda Pregunta" aborda una multiplicidad de temas en un texto rico, profundo y complejo, producto de la lucidez creativa de su director Diego Palacios.
En poco más de sesenta minutos perdemos noción del tiempo y del espacio para ingresar a un mundo donde prevalece algo ominoso, un viejo que no termina de morir, una carta que no llega, una pregunta que no puede ser recordada.
La única certeza que poseemos en nuestra vida es la de la muerte y pensar en la muerte siempre incomoda, angustia, porque aún siendo certeza es desconocimiento. Y ese "ser sin ser" está maravillosamente plasmado en el personaje de "Pájaro", un papel en el que Gabriel Yamil deslumbra. Su cuerpo y su voz son como un viaje en la montaña rusa, de pronto produce vértigo, asusta, otras, sentimos su desolación e impotencia. Y María Viau, como "Mariposa" es el contrapunto perfecto de la presión que ejercen dos polos opuestos, dos energías diferentes, la de Eros y la de Tánatos.
El arte siempre se ha ocupado de representar a ambos de diversa forma, pero en especial a la muerte: los pintores simbolistas la han vestido con diferentes ropajes, filósofos, teólogos y psicoanalistas han escrito cientos de miles de paginas tratando de explicar lo que tanto nos angustia a los occidentales. "La Segunda Pregunta" nos interpela, nos invita a revisar nuestras creencias, nuestra visión de la vida y de la muerte, nuestro rol dentro de esta maquinaria en la que, a fin de cuentas, no somos más que un legajo, con un alta y una baja en espera, como tan bien lo expresa Palacios en su obra. En el medio, pueden desarrollarse toda clase de patologías alrededor de la angustia existencial, del paso del tiempo - en un momento Mariposa dice "El tiempo nos jadea en el cuello" - y del temor a la muerte.
En suma, "La Segunda Pregunta" posee tantos niveles de lectura como uno se atreva a descubrir, despojándose del miedo a pensar en lo impensable. Tal vez, por eso sea tan perturbadora y fascinante a la vez, porque habla de algo universal, de una trama donde cada uno se inserta donde puede y como puede y así, vive y seguramente, así también morirá.

martes, 5 de febrero de 2013

ESCUCHAR CON EL CORAZÓN



Un nuevo año termina y siempre es una buena oportunidad para darle un cierre a ciclos y abrir nuevos, tal vez, con otras características o una modalidad distinta a la que estamos acostumbrados.

Fin de año es una época en la que todo el mundo se siente revolucionado. Entre aquellas cosas que no se pudieron lograr en el año que termina y la expectativa por lo nuevo que abre el año que está por comenzar, se instala muchas veces un sentimiento de ansiedad.
Dicha ansiedad, no pocas veces, se vuelca a la relación de pareja, como si ésta tuviese en parte la responsabilidad de aquello que uno no pudo hacer. Así, aparecen reproches, demandas, pase de facturas, etc. Y se olvida, que esa pareja, estuvo presente pero no como facilitadora sino como soporte, estimulando desde su lugar, mucho o poco, la concreción de un proyecto personal. Por lo tanto, en esos casos, no hay que olvidar agradecer. Agradecer por el acompañamiento, por simplemente estar, sin adjudicarle responsabilidades que no le competen.
Parece que es más fácil cargar al otro con culpas por cosas que tiene que ver con uno mismo. Muchas parejas traen a consulta esta problemática, y me pregunto – y les pregunto, ¿no será que se pone demasiada expectativa en lo que el otro me debería dar?
La pareja es un lugar de crecimiento propio y de a dos, pero también es un espacio de escucha mutua, de apoyo mutuo y de comprensión. La comprensión es fundamental, porque habrá cosas que se puedan y otras que no, pero eso no implica que el mundo se termina. La erosión que un fracaso puede causar en la autoestima solo puede ser mitigado con el amor de nuestra pareja. Pero no tiene que escucharnos con los oídos, sino que tiene que hacerlo con su corazón. Y viceversa.
Estamos demasiado acostumbrados a mandarnos solos por la vida, aún estando en pareja, pensando que el otro está ahí para cumplir con una función que muchas de las veces no se vislumbra con claridad.
Y su función es muy sencilla: querernos y escucharnos con el corazón, allí, donde se aloja el amor que siente por nosotros.
Por eso considero que acercándose fin de año y ante el surgimiento de nuevas perspectivas y de un volver a probar aquello que en su momento no funcionó, es imperioso revisar cómo vemos a nuestra pareja, si lo vemos como un aliado, como un soporte incondicional, como alguien que tiene su propia vida pero puede entrar en la nuestra y apuntalar un proyecto, pero nunca dejando de ser quien es.
Es precisamente la percepción errónea de nuestra pareja, ya sea que lo veamos como un padre, un hermano, un maestro o un ideal a conseguir, la que produce muchas de las fracturas en una relación. Hay que relacionarse con el otro por quien ese otro es: un otro. Alguien diferente, que eligió, que nos eligió y que nos acompaña y que puede escucharnos y ofrecernos una perspectiva del camino a seguir que tal vez sea conveniente explorar.
Le deseo un muy feliz año a todas las parejas de corta y larga data, así como a todos los que aún están en la búsqueda de alguien, que pueda escucharlos con el corazón.
Lic Luis Formaiano

sábado, 8 de septiembre de 2012

HUNDAN EL BELGRANO, UNA RECOMENDABLE EXPERIENCIA TEATRAL

Una fría noche de Septiembre tuve el placer de disfrutar de un espectáculo que me sorprendió más que gratamente. No solo por su calidad, sino porque además, reflotó memorias personales.
Cuando hundieron al Belgrano, yo estaba solo en mi departamento de Londres, ciudad donde viví durante cuatro años y en la que fui testigo de la "otra versión" de la guerra de Malvinas. Para no tener problemas laborales, en ese momento la oficina de Inmigraciones cambió mi ciudadanía por la de Italiano, aunque todos sabían que provenía de Argentina. Lo que nadie sabía, pero realmente nadie, era donde quedaban las Malvinas...
La obra de Steven Berkoff, que fue escrita en 1986, satiriza sin concesiones la brutalidad de una guerra inútil. La puesta que pude ver en Buenos Aires es brillante. Con un tempo ágil, el texto dispara dardos que van componiendo una trama cuyo interés nunca decae. Son noventa minutos que mueven a la reflexión.
Escrita originalmente en verso, con referencias a los "dramas históricos" de Shakespeare, la traducción al castellano es rica, atrevida y con una cadencia uniforme.
El personaje que Berkoff llamó Maggot Scratcher, es aquí Amargas Cachas, secundada por Alcahuete y Piojo. Como Amargas Cachas, Monina Bonelli sobresale con una infinidad de matices que rayan lo surrealista. La secundan Gastón Rodriguez, un Alcahuete cuyos gestos e inflexiones de la voz acompañan a la perfección la desmesura de Amargas Cachas. Lo mismo puede decirse de Estanislao Milicich como Piojo. Este último es también el Comandante a cuya orden están los cuatro marineros interpretados por Gonzalo Pastrana, Gustavo de Filpo, Carlos Cano y Luciano Ricio, cuatro actores que también despliegan ricos matices. Los dos escenarios, el de la política y el del combate tienen en el relator un nexo que va enlazando los acontecimientos. 
En la vorágine de la escalada del conflicto hay una escena donde la Dama de Hierro muestra un rasgo de humanidad, el momento en que piensa sobre la muerte proxima de tantos jovenes soldados argentinos, una escena comparable a la que Stephen Frears logró en "The Queen", cuando Helen Mirren se encuentra sola frente a un ciervo. Es como si en ese momento aflorase algo sensible, que pronto se diluye porque la política así lo exige, no hay lugar para "debilidades" emocionales.
En suma, esta puesta, con dirección de Claudia Marocchi, es altamente recomendable, además tenemos el privilegio de ser uno de los pocos países que la tiene en cartel, ya que es la obra menos representada de Steven Berkoff.

martes, 6 de marzo de 2012

LA DE LAS LAGRIMAS - (o La primer mujer golpeada que conocí en mi vida)

El año 1980 me encontraba viviendo en Londres. Alquilaba una bedsit – que proviene de bed sitting room - en el barrio de Kensington. Todavía me quedaba dinero para darme ese lujo, vivir a un par de cuadras del Palacio de Kensington. Lo que no era un lujo era la casa, otrora vivienda de familias pudientes. Muchos solían invertir en la compra de esas elegantes casas, separando los amplios cuartos con un material de ínfimo espesor. Luego rentaban cuartos a estudiantes extranjeros. Entre ellos me encontraba yo, conviviendo en una casa de tres pisos con vecinos de Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, entre otros.
Una mañana, saliendo de mi cuarto para ir a trabajar, me crucé con quien vivía en la bedsit de al lado, una muchacha, baja de estatura, vestida con un colorido salto de cama y el pelo negro azabache totalmente revuelto. Sin decir palabra, se encaminó hacia la escalera que llevaba al baño que compartíamos todos los del segundo piso. No la había visto antes, por lo que asumí que estaba recién mudada. Esa misma noche, al volver del trabajo, pude escuchar voces a través de la pared, vivía con un hombre. El tono de voz de él era mucho más alto que el de ella y ella apenas susurraba cuando hablaba.
Con el paso de los días, también me di cuenta que uno de los dos trabajaba de noche, ya que una madrugada me había despertado el portazo del cuarto y el sonido de la voz de él. Supuse que él recién había llegado y le contaba algo. Poco después, me pareció escuchar un llanto de mujer, casi ahogado. Mientras me dormía nuevamente el llanto se convirtió en gemidos cada vez mas fuertes, lo que indicaba que estaban haciendo el amor.
Me volví a cruzar con ella un par de veces, siempre de mañana, totalmente desgreñada, camino al baño.

Una noche, volviendo a casa, bajando por Kensington Church Street desde Notting Hill, una desconocida me saludó. Devolví el saludo sin saber de quien podía tratarse. Era una mujer bellísima, espléndidamente vestida con un vestido largo color dorado, con motivos en verde pálido y zapatos altísimos, brillantes como oro, de un material que desconocía. Llevaba muchas alhajas, unos aros enormes y su maquillaje y su pelo, oscuro y ondulado le daban la apariencia de una diosa. Ella notó el desconcierto en mi cara y en perfecto inglés me dijo que era mi vecina del cuarto de al lado. Me quedé sorprendido, no podía ser, ambas imágenes, la matinal y ésta, no tenían nada que ver. Le sonreí antes de continuar mi camino y de decirle que esperaba que se divirtiera en la fiesta a la que iba. Ella me respondió que dependía de cómo viniera la noche. Seguí bajando por la calle hasta que me di nuevamente vuelta y la vi subir a un auto.

Esa madrugada, cuando la puerta de al lado se cerró de otro portazo y me desperté sobresaltado, me di cuenta que quien trabajaba de noche era ella y él era quien la recibía y le decía algo. Poniendo atención a sus palabras pude escuchar que le pedía dinero, no cesaba de decir “cuanto”, “cuanto”, “pero cuanto”. Hubo silencio y después un golpe, como de un puño sobre una mesa. Minutos después, un grito ahogado que fue subiendo en intensidad, hasta que se ahogó nuevamente, como cuando a alguien le tapan la boca con la mano. Siguieron cachetazos y zamarreadas. Ella lloraba, como aquel primer llanto que había escuchado. No me pude volver a dormir. Esa noche no hubo sexo, alguien se fue, porque escuché otro portazo.

Era sábado, mientras meditaba sobre lo que había escuchado en el cuarto de al lado, sentí un golpe muy suave en mi puerta. Como no respondí de inmediato se repitió con más urgencia. Al abrir, la encontré a ella, la diosa de la noche anterior convertida en un despojo humano, tenía un ojo negro y moretones en los brazos, el deshabillé estaba rasgado, estaba descalza y temblaba. La invité a pasar y me dijo que no, que necesitaba que la ayudara a bañarse, le dolía mucho el cuerpo y no podía hacerlo sola. No conocía a nadie más en la casa. Perplejo le pregunté por su novio. Me dijo que el no volvería por todo el fin de semana.

Una vez en el baño, se quitó el deshabillé y se metió en la bañera. Yo miraba hacia la ventana, sin saber que decir, sin saber qué esperaba que hiciera. Me dio la esponja y me pidió que la acariciara con ella. Me arrodille frente a la bañera y comencé a lavarla suavemente, evitando tocar las zonas golpeadas. Y entonces ella habló. Me dijo que su nombre era Dikeledi, que en inglés significa “la de las lagrimas”, que provenía de Sudáfrica y que el hombre con el que vivía era Iraní. Que el la tenía dominada, casi presa, la obligaba a prostituirse y a entregar todo el dinero que ella recibía. Solo podía gastarlo en embellecerse para sus clientes. Que nunca me había saludado en la casa porque si el se enteraba que interactuaba con algún vecino, podía llegar a matarla, porque además era muy celoso. Por eso la poseía último, luego de que ella hubiera pasado por otros hombres durante sus largas noches de trabajo. Mientras hablaba con esa voz suave que reconocí, le caían lágrimas que se disolvían en el agua jabonosa de la bañera. No me miraba, miraba hacia delante, como si estuviera sola. Tenía mil preguntas para hacerle pero le hice una sola, a quien había pedido ayuda, quien sabía que esto sucedía, solo me respondió, “nadie lo sabe, tengo miedo.”
Cuando se levantó, la envolví en un toallón y la abracé.

Pasaron varios días y no volví a verla, ni en la calle ni saliendo del cuarto. Me ausenté por una semana al sur de Inglaterra, siempre pensando en Dikeledi, la de las lagrimas. Yo no sabía que hacer, con los iraníes mejor no meterse y si me metía tal vez terminaba perjudicándola a ella.
Cuando regresé a Londres me crucé con una joven dinamarquesa que vivía en el último piso. Y entonces me enteré. Una noche, los gritos eran tan fuertes que los vecinos decidieron llamar a la policía. Nadie salió de su cuarto, el llamado lo hizo un muchacho desde la cabina telefónica que estaba en la esquina de la casa. Cuando la policía llegó, ya todo había terminado. El iraní se había escapado con sus pertenencias y Dikeledi yacía muerta en la cama. La autopsia reveló que había sido estrangulada.
Sentí que un rayo me partía en dos, recordé su cuerpo envuelto en el toallón, su suave voz, los barrotes imaginarios, su miedo y el mío. ¿Fui cobarde? ¿Podría haberla salvado? ¿O mis 23 años justificaban el que no supiera que hacer ante una situación que nunca antes había vivido en mi vida?
Cuando subí a mi cuarto, vi la puerta entreabierta del cuarto de Dikeledi. Estaba vacío y en penumbras. Abrí lentamente la puerta y encendí la luz, en una esquina, tapado por la cortina, algo brillaba. Me acerqué solo para descubrir que se trataba de uno de sus zapatos dorados, esos de taco tan alto que casi permitían que Dikeledi tocara las estrellas.

martes, 21 de febrero de 2012

NO SOMOS MAS QUE LO QUE FUIMOS

Este texto representa el número de apertura del espectáculo que estoy armando, aplicando Danza Movimiento Terapia a una selección de mis pinturas. El espectáculo, que contará con la DMT Silvia Aguirre se llama: "TE ESTARE ESPERANDO, LA TRAVESÍA DEL ÁNIMA"



No somos más que lo que fuimos, resultado de un legado que se transmite a través de los tiempos y que veladamente vislumbramos en nuestros sueños. Imágenes de otras gentes, de otros lugares, tal vez, vestigios de otras vidas.
Cada uno de nosotros es un Universo en sí mismo, milagro y misterio a la vez. Tejemos nuestro destino sobre un trasfondo de victorias y derrotas, conquistamos un espacio en el cual desplegar nuestra vida y nos hacemos cargo de una misión. Al final de cada día, cuando el horizonte se come al sol y caemos bajo los efectos del polvo de estrellas, arribamos a las costas de nuestro mundo interior, allí donde lo imposible no existe, allí donde mora el Ser, la ventana desde donde se atisban otras historias, otros colores, otros sonidos.
En ese estado de Comunión con nuestro Ser intuímos que somos Uno con el Todo y tomamos conciencia de la grandeza que nos rodea, porque estuvo dicho desde siempre: nacemos para amar, para crear, para aprender y para enseñar. Somos la proyección jubilosa de un primer Ser que devino en el tiempo hasta llegar al presente, creando de continuo desafíos que empujan el círculo vital hacia adelante.
Aunque las guerras desfiguren el rostro del mundo y lo marquen con una permanente mueca de dolor, aunque las flores retengan sus pétalos marchitos para los tiempos de paz, aunque el Cosmos esconda sus galaxias para un futuro donde impere el amor, aunque la incomprensión y la desesperanza traten en vano de afianzarse allí donde no hay lugar para ellas, aunque los cuerpos hoy bellos y vanos no puedan terminar siendo otra cosa que polvo, siempre estará el Ser, nuestro hogar interior, fuente de luz eterna, origen y final de todo lo que existe, imperecedera prueba de la infinitud del amor y la compasión.

Luis Formaiano